La teoría de las culturas híbridas de Nestor García
Canclini plantea que como resultado del fenómeno de la globalización el
contacto entre culturas ha llevado a un proceso de hibridación marcado por la
intersección y las transacciones entre elementos diversos, que al parecer son
ajenos unos de otros, pero que pueden propiciar la integración y la convivencia
entre las diversas naciones y sociedades. Desde este punto de vista, Canclini
rescata el valor positivo de la globalización al afirmar que “en este proceso,
más que sustituir las culturas nacionales por las de países imperiales, se
producen complejos intercambios e hibridaciones (desiguales y asimétricas)
entre unas y otras.” (Canclini, 2000) Dichas hibridaciones pueden constituir un
elemento de riqueza generadores de nuevas prácticas y conocimientos que posibilitan
obtener ventajas del mundo actual en el que predomina la heterogeneidad.
Este autor utilizó el término de
hibridación para abarcar diversas mezclas interculturales, pensando en ampliar
los términos que habían como ¨mestizaje¨ donde este hacía referencia a mezcla
de razas o el termino ¨sincretismo¨, formula referida casi siempre a funciones
religiosas o de movimientos simbólicos tradicionales.
El término de hibridación buscó
entrelazar lo multicultural que se entremezcla y se potencia entre sí. Este
autor tomó en cuenta a otros autores las de Jurgen Habermas, Pierre Bourdieu y
Howard S. Becker para reunir varias conceptualizaciones de este proceso, qué se
sintetizan en cuatro conceptos: emancipación, expansión, renovación y
democratización.
Emancipación moderna como la secularización
de los campos culturales, la producción auto expresiva y auto regulada de las
prácticas artísticas y políticas, la racionalización de la vida social y el
individualismo creciente.
La expansión, así como la renovación social y cultural, se han venido manifestando en el rápido desarrollo industrializador y en el crecimiento de la educación media y superior, en el dinamismo de la experimentación artística y literaria a lo largo del siglo XX, en la fluida adaptación de ciertos sectores a la innovaciones tecnológicas y sociales, pero estos impulsos renovadores no sustituyen las tradiciones locales, a veces las acompañan y otras entran en conflicto con ella, aunque sin destruirlas.